Cumbre de la tierra, Río de Janeiro, 1992) [...] Los bosques están desapareciendo. Los desiertos se están expandiendo. Miles de millones de toneladas de suelo fértil se lavan cada año en el mar. Numerosas especies son extinción. La pobreza y las presiones demográficas conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir, incluso a expensas de la naturaleza. Países del tercer mundo, colonias de ayer y hoy Naciones explotada y saqueada por un orden económico internacional injusto, no se culpa de todo esto. La solución no se puede prevenir el desarrollo de quienes más lo necesitan. Porque hoy en día, todo lo que contribuye a la pobreza y el subdesarrollo es una violación flagrante del medio ambiente. Como resultado, decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el tercer mundo, más que en cada una de las dos guerras mundiales. Comercio desigual, proteccionismo y la deuda externa asaltan el equilibrio ecológico y promoción la destrucción del medio ambiente. Si queremos salvar a la humanidad de esta autodestrucción, riqueza y tecnologías disponibles deben distribuirse mejor por todo el planeta. Menos lujo y menos residuos en unos pocos países significaría menos pobreza y el hambre en muchas partes del mundo. Dejar de transferir al tercer mundo estilos de vida y los hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hacer la vida humana más racional. Adoptar un orden económico internacional justo. Usar la ciencia para lograr un desarrollo sostenible sin la contaminación. Pagar la deuda ecológica. Erradicar el hambre y no de la humanidad.